Antoni Roselló

Antoni Roselló, nacido en Barcelona el 1948, fue, primordialmente, diseñador industrial y escultor. Durante su etapa de estudios académicos, Roselló exploró distintas opciones, primero en la Escuela de Aparejadores de Barcelona (1963) y, seguidamente, en la Escuela de Bellas Artes de la misma ciudad (1967). Fue entonces cuando trabajó en el despacho del arquitecto Manuel Baldrich, en el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill, y entre 1971 y 1973, en el despacho Miró-Rodergas-Rousseau-Tineo. Paralelamente, durante los años 70, practicó sin interrupción el dibujo, la pintura y la escultura, iniciando la reflexión sobre muchos de los temas que luego serán recurrentes en su obra, enmarcados ya dentro del ámbito de la arquitectura.

A partir de mediados de los ochenta se interesó por el diseño industrial, obteniendo en esta actividad, importantes éxitos y reconocimientos. Trabajó primeramente con la Organización de Ciegos Españoles (ONCE) y para la Fira de Barcelona. Desde entonces, sus diseños han sido innumerables. Reconocido también por sus creaciones escenográficas para múltiples obras de teatro.

Parte de la obra de Antoni Roselló ha sido reconocida con distintos premios de diseño. Obtuvo varios Delta de plata ADI-FAD por diferentes proyectos como por los Juegos infantiles Olimpia en1992, la Unidad Móvil Bar (UMB) en 1993 o la Unidad Móvil Polivalente (UPM) en 2003, entre otros. En 2004 fue galardonado juntamente con Rafael de Cáceres con el premio Ciutat de Barcelona por el proyecto de las estaciones de Tranvía Metropolitano de Barcelona.

Roselló es autor de varios productos del catálogo de Urbidermis, tanto de mobiliario urbano como de iluminación. La baliza urbana y de exterior Skyline (2014), diseñada para señalizar el recorrido con una ventana lumínica suspendida; el proyector urbano Gunnar, juntamente con el aplique de exterior, ambos diseñados en 2020 con la característica de estar inspirados en los órdenes arquitectónicos y el diseño nórdico de Gunnar Asplund. La papelera Maya (2002) y el alcorque Mondrian (2002), la reja del cual con perforaciones discontinuas establece un orden geométrico que acompaña y asegura la continuidad del pavimento. Todos ellos destacan por su singularidad y por su capacidad de transformar los espacios exteriores en entornos más ricos y expresivos.